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La rinoplastia o cirugía estética de la nariz, es aquella intervención quirúrgica dirigida a corregir defectos y deformidades nasales o a mejorar la apariencia externa  de la nariz.

El propósito de estas técnicas, es mejorar determinadas características específicas de la nariz, que empeoran la estética y la apariencia facial, con el fin de obtener un balance más armónico de la nariz con la cara en general.

La rinoplastia es uno de los procedimientos de cirugía plástica más comunes, y se utiliza para reducir o incrementar el tamaño de la nariz, eliminar la giba (caballete), estrechar los orificios, modificar el ángulo que la nariz forma con el labio o con la frente, corregir una nariz desviada, etc.

Ocasionalmente se requiere asociar correcciones en el tabique nasal, para poder obtener un resultado satisfactorio o bien mejorar la obstrucción de la vía aérea nasal y entonces hablamos de rinoseptoplastia.

La rinoplastia se realiza mediante pequeñas incisiones en el interior de la fosa nasal, de forma que no quedan cicatrices visibles (rinoplastia cerrada), o bien, realizando una pequeña cicatriz en la columnela (rinoplastia abierta).

Valoración inicial

La nariz es uno de los rasgos más prominentes y aparentes de la cara. Su apariencia, en relación con otros rasgos faciales, tiene un efecto muy importante sobre el aspecto general de las personas. Además, la nariz tiene una gran importancia funcional al permitir y controlar el paso del aire durante la respiración.

Existen múltiples deformidades nasales, que pueden resultar de causas hereditarias, traumatismos previos, u otras causas desconocidas. Sin embargo, la mayoría de las personas que acuden a un especialista en Cirugía Plástica para consultar sobre su nariz, lo que tienen es lo que denominamos una “nariz inestética”, lo que significa, que de acuerdo con los cánones de belleza de nuestro entorno, la nariz no es bonita en si misma o no armoniza con el resto de la cara o el cuerpo.

Nuestro objetivo en la Rinoplastia es efectuar  las modificaciones especificas, necesarias para conseguir un aspecto armónico y un balance adecuado entre la nariz y los rasgos de su cara.

Cuando planeamos una rinoplastia, pretendemos preservar aquellas características que contribuyen positivamente a la forma de su nariz y  modificar aquellas otras que le afean, y todo ello lo hacemos tratando de conseguir una nariz estética, que le “encaje” en su cara.

La nariz es una estructura extremadamente complicada, debido a que está compuesta por múltiples cartílagos, huesos y músculos. Estos están interconectados entre sí y proporcionan el armazón, que por una parte, confiere su forma externa y por otra posibilita sus funciones en la respiración. En la rinoplastia, más que en ninguna otra intervención de cirugía estética, es necesario individualizar cada paciente y adecuar la operación a sus características específicas.

La omisión de estos principios, resulta previsiblemente, en una nariz “excesivamente operada” y que se nota, que ha sido operada. Quizás no hay otro proceder estético, en el que el concepto conservador sea tan importante como en la rinoplastia. Por esta razón emplearemos el tiempo necesario en la discusión acerca de los rasgos que le disgustan de su nariz y las posibilidades que la cirugía tiene para corregirlos, manteniendo siempre,  un enfoque operatorio seguro, que evite el aspecto de “nariz operada”, tan frecuentemente visto en rinoplastia.

Como consecuencia de realizar las rinoplastias con un criterio conservador, pueden ser necesarios pequeños retoques o pequeñas extirpaciones secundarias de tejidos tras la rinoplastia, en aproximadamente el 5% de los pacientes. Estos retoques que se resuelven normalmente con anestesia local, y constituyen un problema mínimo, comparados con el problema mucho mayor, que pondría suponer, una intervención que hubiera sido demasiado radical. Los elementos estructurales de la nariz son específicos en sus características y son extremadamente difíciles de reconstruir cuando la extirpación ha sido excesiva..

Durante la consulta, realizaremos una exploración clínica, para examinar la configuración de su nariz, en cuanto a su estructura ósea y cartilaginosa, las características de su piel, y la relación con el conjunto de su cara y su cuerpo en general. Después de examinarle, trataremos de aclararle al máximo su caso, y le daremos información precisa e individualizada sobre los procedimientos quirúrgicos que pueden mejorar significativamente las áreas que le preocupan.

Procedimiento: Detalles sobre cirugía y anestesia

La rinoplastia se realiza habitualmente bajo anestesia general, aunque dependiendo de la naturaleza y extensión de la intervención puede realizarse en algunos casos con anestesia local y sedación. La intervención dura entre una hora y dos horas, dependiendo de cada caso particular.

 

Se realizan unas pequeñas incisiones en el interior de la nariz, que no son visibles externamente, a través de las cuales se puede acceder al cartílago y al hueso, que pueden ser remodelados y manipulados, reduciendo el volumen de la punta nasal y mejorando su contorno y así modificar la apariencia externa de la nariz.

A continuación, los huesos nasales son aproximados para formar un puente nasal más estrecho.

En pacientes con problemas estéticos más complejos, como son las secuelas del labio leporino, traumatismos u operaciones previas, deformidad o asimetría importante de los cartílagos de la punta, etc, se pueden requerir técnicas abiertas. Para ello se realiza una incisión en la columela, que es el puente vertical que separa las fosas nasales. En estos casos queda una pequeña cicatriz que resulta prácticamente imperceptible.

Al finalizar la intervención colocamos unos tapones en el interior de las fosas nasales, que se retiran habitualmente a las 24-48 horas, dependiendo de cada situación particular.  Una férula pequeña se coloca externamente y se mantiene de 7 a 10 días. Ocasionalmente se colocan unas tiras de esparadrapo durante algunos días más. Si la intervención se realiza con anestesia general  el tiempo de estancia en el Hospital es generalmente de una noche.

Si son rinoplastias parciales  o con anestesia local podría marcharse a su domicilio el mismo día de la intervención.

Postoperatorio: qué esperar tras la intervención

La inflamación de la cara y los párpados, con equímosis (cardenales), aparecen después de la intervención y pueden aumentar en el segundo día. Son síntomas normales. Ocasionalmente la esclera (blanco de los ojos) puede aparecer roja por hematoma. Estos síntomas desaparecen progresivamente a lo largo de las 2 a  3 semanas siguientes.

Sentirá molestias en la cara, pero no dolor. Se le recetara medicación analgésica para aliviar estas molestias.

Debido a la secreción nasal y a la inflamación interna postoperatoria normal, se observa un cierto grado de obstrucción nasal al retirar el taponamiento, que remitirá con el tiempo.

Cuando se retira la escayola, la piel de la nariz estará brillante y grasienta, especialmente en las personas que tienen la piel gruesa y sebácea. Esto desaparecerá en unas semanas.

Notará la nariz de consistencia dura, y muy sensible al tacto y a los pequeños traumatismos, durante unos 2 ó 3 meses.

No se debe esperar un cambio inmediato después de la cirugía. El proceso de curación es gradual, y  su resultado final no tiene lugar hasta que ha transcurrido un determinado periodo de tiempo. El resultado ya es apreciable desde el momento de retirar la escayola, si bien, el aspecto final de la nariz, puede no ser aparente por semanas, meses o en algún caso excepcional incluso un año.

recomendaciones

Después de la intervención deberá respirar por la boca debido a la presencia del taponamiento nasal.

Le recomendaremos una pomada que acelere la absorción de los hematomas. La inflamación disminuirá a partir de la retirada de los tapones, y también será beneficioso la realización de sesiones de drenaje linfático postoperatorio.

Le pautaremos lavados nasales habituales que faciliten la higiene de esta zona y la cicatrización de la mucosa. Durante 2-3 meses no deberá sonarse, bucear, ni practicar deportes de contacto.

Deberá proteger la cicatriz del sol en las rinoplastias abiertas para evitar su pigmentación el primer año.

PREGUNTAS FRECUENTES

  • Un cornete inferior aumentado de tamaño, puede tratarse con cauterización o turbinectomía.
  • Un tabique desviado, se trata con septoplastia.
  • Un colapso al inspirar de la bóveda media debido a la falta de soporte cartilaginoso se trata con injertos separadores de cartílago.
  • La cicatrización intranasal puede requerir injertos de piel o z-plastias.
  • Una punta nasal estrecha con colapso de los cartílagos alares se trata con injertos de cartílago.

Una deformidad en silla de montar, congénita o traumática, consiste en un dorso demasiado bajo. Si es moderada se corrige con injertos de cartílago (del tabique o de la oreja) y si es intensa requiere un injerto de hueso y/o cartílago (de una costilla, hueso craneal).

La mayoría de los cirujanos está de acuerdo en que no debe practicarse una rinoplastia secundaria antes de que pase un año de la primera intervención.

El perfil lateral con el paciente sonriendo acentúa la joroba del dorso nasal, la longitud de la nariz y la proyección inadecuada de la punta nasal.

La forma general de la base de la nariz es un triángulo isósceles. Para corregir la amplia abertura de algunos orificios nasales se realiza una resección en cuña de la base de la nariz en su unión con el labio a ambos lados dejando las cicatrices escondidas en el pliegue que se forma a este nivel.

 El ángulo que se forma entre la nariz y el labio superior es mayor en las mujeres (aproximadamente de 105 grados) que en los varones (aproximadamente 95 grados). Estas medidas deben de ser tenidas en cuenta a la hora de tratar la punta nasal en una rinoplastia, evitando aumentar el ángulo en los varones para no dar un aspecto “femenino” a su nariz.

El techo abierto es un dorso nasal plano como consecuencia de la resección de la joroba dorsal en una rinoplastia. Se corrige mediante la fractura bilateral de los huesos nasales para aproximarlos en la línea media y cerrar este techo. Estas maniobras se llaman osteotomías y se realizan en todas las rinoplastias en las que hay que resecar la giba del dorso nasal. Por eso, tras la cirugía el paciente deberá llevar una férula en el dorso mientras el hueso cicatriza.

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