El fenol es una sustancia química, un ácido, qué aplicado de forma controlada sobre la piel, exfolia, destruye las capas envejecidas de la piel e induce la creación de nueva epidermis, como si de la curación de una herida se tratara. Produce un cambio en la polaridad de las proteínas y estimula el sistema inmune, que dará lugar a una reacción inflamatoria importante y posteriormente a una regeneración cutánea. Y lo hace actuando sobre capas profundas de la piel.

Aunque los peeling clásicos de fenol eran melanotóxicos e impedían que el melanocito sintetizara melanina y por tanto dejaban la piel despigmentada, en la actualidad utilizamos peelings con fenol en la que esto no ocurre. Tras el proceso la piel recuperará el color original (similar al de la cara interna del antebrazo), eso sí, libre de manchas. El control de las manchas se ejerce eliminando la melanina presente en la piel mediante el peeling y evitando su acúmulo excesivo de nuevo con las cremas pre y postpeeling incluidas en el protocolo de tratamiento.